Corazón anclado.
En ocasiones, por causas que pueden ser atribuidas a la distancia, nos
vemos obligados a retroceder unos pasos, quitando el amor para darle paso a los
desaciertos y hurtándole a la memoria los recuerdos de una etapa preciosa de la
vida.
Tal vez hoy la frustración, lo amargo de la ruptura y la melancolía de
la añoranza te hagan buscar otra historia, incluso, le contarás a los demás la
cronología de los hechos de nuestros momentos en donde seguramente se verán
reflejadas nuestras conciencias.
Sin embargo, te darás cuenta que es cuestión
de tiempo y, en todo caso, de paciencia, aguardar a que nuestros rumbos se
arreglen tarde o temprano.
Quizás sea el momento oportuno y se haga preciso darle paso al aire
para que con su frescura les dé un respiro a nuestras vidas, refresque el calor
de las diferencias y sane nuestras heridas. Cuando eso ocurra probablemente la
felicidad regrese a nuestro diario andar.
Si me lo preguntas, a día de hoy no sé con certeza si la nostalgia ha
inundado mi mente con los recuerdos, invadiendo lo que sueño y mis pensamientos
más profundos.
Esa podría ser la razón por la cual mi sonrisa se llena de luto cada vez que el silencio de la verdad me arrebata de las manos tus palabras.
He cambiado la forma en la cual observo y comprendo el mundo y los
sucesos que acontecen a mi alrededor. He tratado de aprender de los errores
ajenos para evitar mis propios golpes, pero al final no aprendo la lección,
evito tu recuerdo, pese a que no lo olvido, las añoranzas de tu amor se hacen
más grandes y aunque quisiera no podría reemplazarte por la convicción de que,
a fin de cuentas, eres mi destino.
Es increíble ver morir a un amor de tal forma, en momentos cuando
jamás hubo planes de decir adiós, cuando nunca hubo la intención de vivir el
uno sin el otro y mucho menos de aceptar que la historia terminó.
Es increíble ver morir a un amor de tal forma, cuando el corazón vive
anclado a los recuerdos como un barco al muelle de las memorias y sin la más mínima
intención de vivir sin ti.
Espero algún día volver a verte, dado que odiarte y amarte de manera simultanea es absurdo y dejar de saber de ti es dejarme morir a causa del olvido. Adiós, amor.
Esa podría ser la razón por la cual mi sonrisa se llena de luto cada vez que el silencio de la verdad me arrebata de las manos tus palabras.
Inspirado en Odiarte y Amarte, Che Carrillo
Hernán Castillo Madrid
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