El sueño del cual no quisieras despertar.

Mentir es una opción.

Sé que tienes una nueva persona en tu vida, alguien que te hace reír, que te da las flores más bellas de los Campos Elíseos, que saca de tu rostro las sonrisas más radiantes que la vida te puede brindar.

No quisiera que le mintieras, pero cuéntale a quien está contigo que tu te olvidaste de mi, que el tiempo fue tu aliado, ayudándote a borrar de tu memoria los momentos que compartimos. En virtud de ello, pudiste tirar al olvido nuestra historia de amor y, por mis errores, no fue muy dificil sacar mis recuerdos de ti. 
En razón de ello, puedes asegurarle que nunca más volverás a estar a mi lado. 

¿Sabes? Creo, de manera vehemente, que tus padres a fin de cuentas tenían la razón en relación a que yo no era lo más conveniente para tu vida al no ser nada más que un picaflor empedernido.

Por ello, no quisiera que él jamás se imaginara que al besarlo imaginas como nuestros labios se entrelazan, que por más que el tiempo intente sacarme de tu corazón, es imposible que me olvides porque en tu alma vive inclemente la llama de mi amor, que mientras duermes pronuncias mi nombre sin que haya lugar a dudas y que, tal vez, te has resignado a la vida sin problemas que él te ofrece, pero de la que quieres escapar, que soy el sueño del cual no quisieras despertar jamás.

También quisiera que fueses sincera con él. Dile que sientes en tu corazón un nuevo latir por el cariño que él te ha brindado, que en tu piel no queda ni el más mínimo rastro de mi paso por tu cuerpo y que, por esa decisión a la que te precipité, no pude llegar a tiempo a nuestra despedida. 
Esto no es falso. Así que puedes asegurarle con convicción que todo acabó. 
Es irónico. Si quisiste al final una vida sin mi, tal vez no lo hayas deseado con la sinceridad del alma, pero a fin de cuentas ha sido así.

Ojalá que él nunca sepa que no he salido de tu mente, de tu corazón y de tu vida ni siquiera un momento, que estás arrepentida y que soy yo la persona con la que quisieras estar, que te apasionas cuando me vengo a tu sueños, que al pensarme te imaginas conmigo y que vivo en cada rincón de tu intimidad. 

Y, por el amor de la Santísima Madre de Cristo, ojalá él no imagine esta llamada porque su corazón se romperá en mil pedazos. Tal vez lo mejor es que dejemos ya de conversar.

Que no se entere nunca que al besarlo imaginas como nuestros labios se entrelazan, que por más que el tiempo intente sacarme de tu corazón, es imposible que me olvides porque en tu alma vive inclemente la llama de mi amor, que soy el sueño por el cual quisieras permanecer dormida siempre.


Inspirado en Que No Se Enteren, Silvestre Dangond & Juancho De La Espriella.

Hernán Castillo Madrid.

Comentarios

Entradas populares