El desdichado.

En esta tarde lluviosa, de cielo pardo y oscuro, vengo desde lejos a contarles, mediante estas letras, los párrafos que le hice a un amigo, alegre, divertido y de gran corazón, pero que goza con una muy mala suerte en lo que a mujeres respecta.

Si algún día se lo encuentran por ahí, caminando por las calles, pensarán al verlo que se encuentra feliz, su sonrisa no dejará ver como se encuentra en efecto, pero quienes lo conocemos, sabremos con tan solo ver su mirada que su corazón está mal herido por las perdidas que el amor le ha dejado.

Lo conocí hace ya algún tiempo. Era un bohemio empedernido que vivía de fiesta en fiesta, un parrandero sin remedio que irradiaba su felicidad por la vida en su baile lleno de jubilo. Sin duda alguna era la alegría de su región. Sin embargo, desde que su suerte en los asuntos del corazón se tornó gris, ya no se escucha ni en la calle, ni en las fiestas su canto feliz y sus enormes carcajadas. Me duele decir que su alegría se está perdiendo y con ella está perdiendo él la vida misma. Esta, sin discusión, es una situación lamentable.

Si se preguntan por su paradero, puedo decirles que a día de hoy se encuentra en una cabaña a orillas del río, donde duerme arrullado por la corriente y en la que cuenta con la única compañía de una docena de arboles sombríos y pájaros que lo saludan en las mañanas. No obstante, no cuenta con la cercanía de una mujer cariñosa que lo abrace en las noches donde la lluvia incrementa el frío.

Hoy al verlo me pregunto que fue lo que le sucedió a ese pobre hombre, que era tan conocido en esta tierra sabanera. Se ha alejado tanto de la realidad misma que, en ocasiones, quienes lo conocemos no sabemos si está muerto o si está vivo. Es muy poco alentador su porvenir y lo más triste de todo es que de tantas enamoradas que tuvo no le quedó ni siquiera una y es esa la pena que carcome su felicidad.  Un día me lo encontré sentado frente al río con la cabeza baja mirando su reflejo a través del cuerpo de agua, para saludarlo le pregunté como estaba.

"Desdichado", me respondió.