Clase social.

Le he visto desde niño, pero nunca me he atrevido a hablarle por las diferencias evidentes entre nuestras clases sociales.
Su entorno se encuentra rodeado de lujos, comodidades y accesorios de costos elevados. Vive en mundo que es muy fino, muy selecto y exclusivo, un mundo del cual no hago parte, un mundo al que tal vez no pueda acceder sin importar que mi amor, pese a no poder ser cuantificable en dinero, es mucho más que todo lo monetario que a ella rodea. 

Yo soy un desconocido para su clase social y por más que mi educación es de alta calidad en su familia no aceptarán alguien que no tenga el suficiente dinero para pagar la felicidad de su hija. 

Es un mito que con sólo amor se vive, nadie compra con besos o, con un afectuoso cariño, dicha, prestigio económico y lujos caros. 
Es falso que con sólo amor se puede ser feliz pues mi inmenso querer no tiene fondos suficientes para costear los gastos que puede acarrear un viaje a París o a cualquier destino europeo, los cuales está acostumbrada a realizar con frecuencia.

Pero su amor es necesario para mí, siendo franco, quiero tenerla a mi lado y estoy dispuesto a hacer lo necesario para ser su dueño.
Tal vez tendré que hacer un asalto, quizás robar un banco me ayude en mi plan de ser millonario, o tal vez aliarme con algún diputado, probablemente de esta manera pueda obtener un cargo que pague los excesivos honorarios que requiero para tener su cariño por siempre para mí.
No puedo decir que confío en ganar la lotería porque para comprar el boleto necesito unos cuantos centavos de los cuales carezco. 

Estoy seguro que si tuviera el dinero suficiente ella sería para mí. Es por esto que lucharé para obtener los fondos suficiente para comprar su amor por siempre a mi lado.

Comentarios

Entradas populares