Isla desierta.
Seguí tus huellas por un mar de desconcierto y perseguí su rastro en una yola sin dormir hasta encontrarte.
Fui ahí cuando se cruzaron nuestros senderos aunque eran distanciados ligeramente por un pequeño riachuelo de dudas que dividía una isla desierta sólo habitada por la desconfianza. Sin embargo, cuando te vi creí con inocencia que serías para mi porque apareciste cómo un regalo, tal vez de origen divino, que llegó justo en el momento que más dolían mis heridas ya que me encontraba acongojado y sólo en un velero que no tenía ningún rumbo, que navegaba a la merced de las aguas hacía la deriva.
Pero en medio de la tempestad del océano, me fijé en tus ojos y logré ver en ellos el mar en calma mientras me invadía un sentimiento de tranquilidad que me decía que la tormenta pronto iba a pasar entretanto tus manos acariciaban mi espalda y de a poco fui notando como las aguas se calmaban. Hasta que sin darme cuenta la luna salió con timidez y sólo ella presenció el placer que nos invadió, sólo ella puede servir de testigo para decir cómo nos dejamos inducir por la pasión.
No obstante de aquella noche de bohemia me dices que te vas de una manera dolorosamente fría, tan cobarde a la vez, justo cuándo empezaba a enamorarme y cuándo creía que dejaba de ahogarme de nuevo llegó la soledad a hacerme preguntas para las cuáles no tengo respuestas.
Pensaba que serías diferente y me vendrías a rescatar pero resultó que serías igual a las demás y ahora me abandonas cómo si se tratara de una isla desierta.
De esta manera vuelvo a caer en el combate, en el amor siempre seré un principiante pero acepto que he perdido, en este juego siempre has jugado a tu voluntad, cómo has querido. Pero sin importar mi amor por ti me aferro a la idea de olvidarte, pero mis esfuerzos resultan ser en vano ya que eres cómo una droga y tal cual yo un adicto salgo desesperado a buscarte porque al final de cada capítulo con tu sonrisa me atrapas y aunque vaya armado con la convicción de olvidarte robas mis armas y desatas unas ganas locas de querer besarte pero durante cada beso hurtas todo de mi hasta saciarte sin importarte lo que sienta o lo que crea, pero no resulta ser relevante ya que me concentro totalmente en tus besos sabor chocolate.
Al final siempre te vas mientras yo quedo sólo en este lugar cómo un náufrago en una isla desierta, pero aún sabiendo mi destino me quedo aquí porque es el único lugar donde puedo estar contigo.
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