Cómplice de un fracaso.


No te imaginas el placer, el honor y el orgullo que significa tenerte cómo amigo, tanto es mi cariño por ti que no puede ser medido, has sido un fiel compañero en este largo camino que hemos recorrido.
Siendo franco me siento muy agradecido por cómo has sido conmigo.
Puedes contar con mi apoyo sin importar el motivo, yo siempre estaré presto a ayudarte con devoción en lo que necesites.

Has estado para mí en innumerables ocasiones, por esta razón hoy me encuentro aquí contigo pues los golpes de la vida siempre estarán presentes en nuestro camino y más de una vez han herido a quien no lo tiene merecido.
Lamento decirte que ayer vi algo desafortunado que me acredita para servir de testigo de una dolorosa traición pues vi a tu señora esposa muy afectuosa con un hombre que no eras tú y si te dice que es un amigo no creas en su palabra porque por más cariño que se tengas dos amigos no está bien que se besen en la boca.

Lo que ha hecho contigo podría catalogarse como un pecado maldito, pues con sus actos ha herido a alguien que lo único que ha hecho es darle lo mejor de sí. Sus besos han sido compartidos y su cariño ha mentido, incluso a mí me duele tanto cómo a ti haber amado tanto a alguien que contigo no era realmente feliz.
No dudes de mis palabras pues jamás te mentiría lo observé con estos mismos ojos que no me dejarán faltar a la verdad. La vi muy sospechosa mientras esperaba a su amante en el mismo auto que con tanto sacrificio compraste para ti, llevaba aquel Cartier que le regalaste en su cumpleaños, las gafas Dolce and Gabbana que le obsequiaste cuando se fueron de luna de miel y al parecer no eres el único al que vuelve loco ese vestido azul de Versace que le diste durante las vacaciones en Mónaco.
Y una vez el hombre subió al convertible de tu propiedad inmortalice con mi teléfono el momento en el que con sus labios rojos saludaba apasionadamente al susodicho para que creyeras toda la dolorosa verdad que te he dicho, amigo mío. Cuánto me duele que mientras le bajas el cielo ella se revuelca en el infierno con otro en la cama…

Gran amigo atentamente estoy contigo y mi consejo no tiene que quedar en entredicho pues debes alejarte de esa mujer sin hacer caso a sus palabras falsas. Ella no conoce la gratitud ya que le bajaste un lucero y la luna entretanto te paga con el dolor más grande que un hombre puede recibir de la mujer que ama. 

Hoy tal vez he sido ave de mal agüero y he traído noticias que dejan tu felicidad por el suelo, pero aquí estoy contigo acompañándote a pasar este trago amargo, siendo tu cómplice en este humillante fracaso.

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