Crónica de una mentira.

He fingido... He fingido como no tienes idea, he llegado a mi limite de mentiras por segundo, estoy exhausto de aparentar una falsa felicidad que ha roto en pedazos a mi maltratado corazón, que ha sido valiente al soportar tantas heridas.

Quizás muchas personas creen en todas mis palabras, esas mismas palabras que parecen francas pero que la mayor parte del tiempo faltan a la verdad, probablemente las creen ciegamente pero me resulta imposible mentirle a la persona que me encuentro diariamente justo frente al espejo.
Trato de ignorar todo lo que siento, trato, sin tener resultados favorables, de evitar mis propios pensamientos mientras sonrío con la ilusión de que todos crean mis mentiras, pero cuando lo intento el dolor me consume, la tristeza me inunda, termino llorando con mucha pena como si fuese un niño  entretanto me pierdo en mis propias ideas y acabo enormemente confundido como un escritor que tan sólo inicia en las letras.

He escrito poemas, he inmortalizado varias historias en mis escritos y muchas personas han elogiado mis letras a lo largo de los años pero es una lastima que la poesía de vida siempre ha estado llena de versos que no riman, de estrofas sin sentido, de palabras bonitas que no reflejan lo realmente vivido.

Hoy quisiera regresar a mis años previos donde la felicidad rodeaba mi vida, esos años en los que de manera ingenua no notaba que era rico, ni me percataba de cuán alegre era, esos años en los que estos días de desdicha eran inimaginables.
Quisiera verme de frente en aquellos tiempos y que no me doliera todo lo que me ha sucedido, viendo como de a poco la pesadumbre se lleva toda mi alegría y paulatinamente lo he perdido todo.
Ha sido tan difícil... 

Salgo por las noches con mujeres lindas siendo un buen amante para complacer a mi propio ego y de paso para tratar de olvidar esta pesadilla pero cuando se van la soledad me invade y me hace recordar con frialdad lo sólo que me encuentro porque ninguno de los besos de aquellas hermosas damas llenan el vacío inmenso que siento en mi alma. 
Y mis amigos no se percatan y le han dado toda su atención a sus ocupaciones, sin notarlo me han dejado sólo, naufrago en esta isla de desconsuelo. Hoy siento que se han marchado porque creyeron que este arrogante jamás les necesitaría, pero con sinceridad me alegro de verlos desde la lejanía siendo felices en sus vidas.

Que ironía... Yo no creía en el amor y quien lo diría, ha sido el cariño de una mujer la que me ha causado un inmenso dolor.

Esta es la historia de un hombre arrogante, que sin darse cuenta se ha quedado sólo mientras se ahoga en todas sus mentiras.

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