Este amor.

Este amor que en ocasiones me deslumbra y me roba el aliento, me hace sentir que sus besos fueron hechos para mí.

Al ver su sonrisa me pierdo navegando en ilusiones muy profundas, pero trato de ofrecerle siempre mi amor pintado en un arcoiris que ilumina un jardín, pero rodeado de tantas flores como lo son sus emociones es inevitable que con sus besos manche mi boca del color carmesí de sus labios.

Ella se ha tornado en mi musa, al igual que la luna en su cuarto creciente con su sonrisa me alumbra, me recuerda tanto a un dibujo de Velazquez, hermosa, increíble, fuente de toda mi inspiración.

Capaz sería de cruzar todo el mar, por ella iría hasta el fin sin saber con exactitud a donde ir, navegando en un barco de papel a medio construir.

Este amor me impresiona con el brillo de su esplendor, al igual que una obra de Lope de Vega que sólo emana perfección. 

Y al besar sus labios me pierdo en la inmensidad de sus pensamientos y siento por un momento que puedo tocar el universo con mis dedos, pero nada se compara con tocar su cuerpo, parece como si a la hora de hacerlo el cielo le hubiese pedido ayuda a Donatello para procurar que fuese así de perfecto, porque juraría que he percibido la envidia que siente la Gioconda al no tener lo esbelto de su cuerpo.

Es que con sólo un guiño a mi corazón desnuda, al oír su voz más de un suspiro me sustrae y se convierte en la armonía de mi canción, haciéndome ahogar todas mis penas y todos mis pesares con tan sólo la melodía de su voz.

Este amor que en ocasiones me deslumbra, hace que me encuentre fascinante y que pueda dormir feliz al saber y sentir que ella es hecha para mí, pero lastimosamente debo decir que sólo es una obra de arte que ayer vi.

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