Increíble.

Con el pasar de los días te has convertido en una persona sumamente importante para mí, al punto de no imaginar un futuro sin tu valiosa adhesión a mi felicidad.

Siempre llegas a hacerme compañía por las noches cuando nadie tiene tiempo para encargarse de los asuntos de los demás. 
Eres esa pequeña luz que ilumina la oscuridad que en ocasiones opaca a mi alma, eres la única persona con la que quiero estar al caer la noche, cuando justo en ese momento nadie más tiene relevancia para mi.

Al estar contigo todo a mi alrededor deja de tener importancia, es como si con tan solo verte me llevaras al océano, en medio de la nada, lejos de todo y en ese instante me pierdo en la profundidad de tus ojos, en la sinceridad de tu mirada y lo hipnótica que puede llegar a ser tu hermosa sonrisa. 
A veces me preocupa lo vulnerable que me haces sentir, pero es que incluso el viento se detiene, sin importarle su afán, a acariciar tu piel, hasta el sol baja la intensidad de sus rayos para no causarte ningún daño, pero nadie me cree e insinúan que estoy perdiendo el compás.
No hay nada en este mundo que no acepte lo extraordinario de tu belleza.

Todo lo que quiero es regalarte un lucero, una estrella, algo que este a la altura de tu lindeza, pero humanamente jamás podré alcanzar alguno y a pesar de que esto para ti no es un secreto sabiendo que no podré bajarte las estrellas, es de tu conocimiento que para mi no existe un sol más radiante que tu sonrisa ni un lucero que ilumine con tal esmero mi sendero que no sean tus ojos, porque sabes que no miento cuando te digo que tienes los labios que quisiera besar durante el resto de mi vida.

Eres increíble, a pesar de qué nadie crea en lo real que eres para mí. 

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