Buscándote...

Mi memoria ha conservado en su interior el recuerdo del lugar en el cual te dí nuestro primer beso, ese beso con el cual cautivaste a mi alma, ese beso en el que pienso al despertar cada mañana, ese beso que me rehúso a olvidar.

Pero el tiempo nos puso en un predicamento y hoy debo conformarme con verte de lejos, simulando ser un par de desconocidos que ni siquiera se saludan cuando en el fondo los niños que viven en lo profundo de nuestros corazones se desean abrazar.
Hoy el viento nos ha alejado, ha distanciado nuestros caminos, al punto de que ya ni siquiera te puedo ver pasar. Añoro tu recuerdo, lo dulce de tus besos, esos bellos sentimientos que nos trajeron innumerables momentos llenos de felicidad.
Pero no me he cansado de soñarte a mi lado, ni he perdido la esperanza de enamorarte como hace unos años, no se me ha escapado la emoción de quererte hasta mi final. Por eso, he escudriñado los recuerdos, el aroma de tu cuerpo, lo que me encanta de tus besos, buscándote en aquel sendero donde quizás dejamos pasar todo lo que algún día dijimos amar.

He venido hasta aquí persiguiendo nuestros momentos felices, te he buscado sin cesar y aunque en ocasiones te escabulles siempre te voy a encontrar porque eres mi luz, porque la alegría que encuentro estando a tu lado no la he podido hallar en ningún otro lugar. 
Si te preguntas como te encuentro he de decir que tu sonrisa es mi guía, siempre me dice el lugar en el cual te encuentras y el momento idóneo en el cual debo llegar y he de confesar que te delata diciéndome que aún quieres estar conmigo. Pero no la culpes, pues todos los caminos me conducen a ti, todas las direcciones me dicen donde te encuentras y es que cuando dos personas nacen para estar juntas ni siquiera la distancia es un impedimento pues las almas están enlazadas, los sentimientos conectados y los pensamientos en la misma sinfonía.  

No me he cansado de buscarte, he seguido con mesura cada uno de tus pasos y ahora que finalmente te encontré no pienso dejarte ir ya que no sé vivir sin ti y he de reconocer que mi vida ya no es solo mía pues la mitad te pertenece y la otra mitad es para compartirla siempre a tu lado.

Ven, toma mi mano para ir al lugar del cual nunca debiste escapar, al lugar donde podemos soñar y ser dos almas que se mantienen unidas por el resto de la eternidad.

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