Si el día de mañana...

Si el día de mañana yo llegase a fallecer, no quisiese que se derramasen lagrimas frente a mi ataúd pues en mis versos permanecerá una parte de mi alma y mi conciencia siempre estará presente a pesar de que ya yo no esté.

Sé que por respeto mis contrapartes se acercarán a mi funeral, pero les habré perdonado por ser mi ultimo día de instancia en este mundo, desde siempre entendí su inconformidad hacia mi, pues nunca estuvieron satisfechos con mi incansable labor. 
También perdono a los que extendí una mano y me fallaron de manera mezquina cuando les necesité, entiendo que no conocen el significado de la gratitud.
Incluso perdono a quien se disfrazó de gran amigo, tan sincero, tan indispensable, pero que tal cual Judas prefirió el dinero que su amigo.

A mi familia pediré excusas si en algún momento les fallé, lo importante es nunca fue adrede y que con mi alma siempre los amé.
A mi madre que condone las veces que la desobedecí, que entienda que era joven y desubicado. Siempre la amé y admiré a pesar de que no siempre se lo dije. Ella fue un motivo de felicidad y sus esfuerzos por mi bienestar han sido agradecidos y nunca serán borrados de mi conciencia.
Disculpas pido a mi hijo si en algún momento lo ignoré poniendo primero el deber pues soy un hombre y estar exento de errores no estuve. Mi mayor herencia no fueron los bienes que para él dejé pues siempre mi objetivo fue brindarle los valores que de mis padres obtuve. No olvide que un hombre es hombre si honra a su madre y la protege sin temer.
Perdón a mi esposa también pediré, ella siempre fue mi reina, mi amor y una inigualable mujer. Mi amor eterno siempre vivirá con ella y mi alma irá a cualquier lugar donde se encuentre pues ella seguirá siendo el amor de mi vida aunque ya yo no tenga. Que vea mi alma a través de nuestro hijo pues es exacto a mi cuando pequeño fui.
A mis grandes amigos, mis hermanos de otros padres, lamento no compartir de nuevo a su lado una botella de champán. Estaré eternamente agradecido con ustedes por todo lo que por mi hicieron y por la felicidad que a mi vida transmitieron. Mi lealtad siempre permanecerá con ustedes.

Que en el juicio de mi fin me exoneren o condenen si mi arrogancia fue más grande que mi humildad, si mi prepotencia fue mayor que mi benevolencia y si mi orgullo fue más grande que mi sinceridad. Solo la luna sabe las veces que me arrepentí por lo malo que cometí.

No me importa morir sin haber recibido un basto reconocimiento pues el mayor de todos los aplausos que recibí fue el de las personas que de una u otra manera ayudé. Estaré profundamente agradecido con todas las personas que de una u otra manera por mi se preocuparon y su sonrisa en mis ojos depositaron.

Mi último deseo será recibir en mi sepulcro un beso de mi esposa, una caricia de mi hijo y que sea derramada una generosa copa de vino para disfrutar así de los placeres de la vida que más amé antes de empezar un camino en el que lejos de todos ustedes me encontraré.


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