El reloj.

He seguido minuciosamente los consejos de mi madre, he tenido la paciencia de Job y he esperado con clemencia a que el amor toque mi puerta pero ni siquiera veo su intención de hacerlo.

He orado de rodillas ante Dios y he sido tan persistente que pienso que pude saturarlo con mi pretensión, le he implorado al destino que tenga clemencia con mi suerte, que juegue un poco a mi favor, que se compadezca de mi situación pero al parecer los astros solo quieren verme hundido en la tristeza y la decepción.
El reloj hace que el tiempo corra en mi contra, que las estrellas no me alumbren y que la luna ya no escuche mis fracasos. El amor es un descarado que se burla en mi cara y me crea mala fama diciendo que soy un perdedor y he perdido todo mi dinero en apuestas en las que aseguro ser el dueño de tu sonrisa.

Quizás la fe mueve montañas, tal vez todo es posible si se es persistente y probablemente algún día el amor se digne a tocar mi puerta pero en estos momentos vivo en el desespero ya que nada de lo que intento tiene un sustento que me haga querer continuar pero sé que todo mi lamento puede ser solucionado con tan solo una mirada de ese rostro angelical, pero mi llanto aumenta cuando recuerdo que todos esos besos ya tienen un dueño y que yo tan solo soy un lucero que ya no tiene dirección hacia la cual su luz reflejar. 

He sido un hombre de poesías y todos los días plasmaba mis caricias en letras que decían lo feliz que sería siendo el dueño de tan hermosa sonrisa pero nunca mis cartas llamaron tu atención, a tu casa envié rosas con aromas embriagantes similares a tu olor, las decoraba con muchos besos y sabores azucarados que le dieran dulzura a tus días pero nunca fueron tan bellas como para sacarte una sonrisa y mis versos nunca fueron tan lindos como para enamorarte. 

Ahora me encuentro cayendo hacia el vacío, perdido en la frialdad de tus palabras y dolor que significa que no me pertenece tu amor. La gente pasa y pasa y a nadie le importa lo que siento ni cree en mis sentimientos y las flores que compré para obsequiarte poco a poco se marchitan mientras mis lagrimas forman un río de tristezas en el cual me ahogo paulatinamente.

Más adelante ajustaré cuentas con el destino, le preguntaré porque fue tan duro conmigo pero ahora me quedaré observando aquel reloj que contó las horas en las que sufrí y regaré con mis lagrimas las rosas que sembré esperando a que germinen junto con una nueva ilusión, aunque mi amor eterno siempre vivirá por ti.

Tiro una moneda a la fuente de los deseos a ver si cumple el mío de que seas ese angelito que me acompañe en mi camino.

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