Desilusión.

He perdido mucho tiempo leyendo historias de amor, tratando de consolar mi alma mediante la lectura y haciendo un esfuerzo por mantener viva mi fe en el amor que poco a poco desvanece y cae como las hojas de los arboles marchitadas por el otoño. 

Escucho canciones de amor en mi teléfono y mientras lo hago, imagino como sería tener un amor como el que recitan en las canciones, como relatan los libros, como lo recrean las novelas, pero lentamente he perdido la ilusión, la esperanza y cada día que pasa se reafirma el pensamiento con el cual despierto todas las mañanas: Tal vez el amor no es para mi.

Le dejé a Cupido una carta en mi mesa de noche, mi relación con él se deteriora paulatinamente, incluso he llegado a pensar que el ángel del amor me odia y yo he sentido un poco de rabia hacia él, mis noches son largas, frías y solitarias. Aunque no sea su intención en mi vida hay muchas soledad.

Ya el amor no fluye en mi, las rosas se marchitan con tan solo verme pasar, la luna se esconde cuando me acerco donde ella, los pájaros dejan de cantar cuando notan mi presencia y las emisoras no dejan de sonar canciones de amor, quizás el único al cual le han roto el corazón en mil pedazos es a mi.

Quisiera ser como el hombre aquél que es feliz, que tiene a su lado a la mujer que ama, que comparte junto a ella momentos alegres, que se despierta todos los días sintiéndose amado por alguien y soñar con un amor puro y verdadero, sentirme querido por alguien, sentir que alguien me espera, pero lo que siento es frustración, desilusión y el alma sumergida en un mar de completa amargura. 

Todas las noches arrojo a la hoguera varios de los escritos que hice referentes al amor, no quiero ver flores, no quiero escuchar canciones, no deseo leer libros, muchos menos escribir cartas de amor. 

El amor es invisible para mi, nunca estuvo cerca, quizás yo lo tuve presente en mi mente pero, a pesar de que lo he tenido todo, en mi vida el amor siempre fue el gran ausente.

Tal vez tenga una mansión como casa, pero la realidad es que tengo un corazón desértico y solitario.