Mariposa ilusionada.

Recorrí durante mucho tiempo un sendero muy oscuro, cansado de no saber a donde me dirigía, decepcionado de no encontrar salidas, triste por estar ahí, solo, sin siquiera conocer el lugar donde me encontraba, lo único que sabía era que estaba perdido y que probablemente mi instancia allí podría ser eterna.

Uno de aquellos días de poca luz una fuerte tempestad se acercaba por el horizonte, todo a mi alrededor se tornaba paulatinamente de un color gris para nada alentador. 
No demoro mucho la lluvia en hacer presencia con sus fuertes gotas, impetuosas e imparables. Mi cuerpo poco a poco se veía afectado por esta tormenta. Necesitaba un refugio para esconderme de ese abrumador aguacero. 
Noté un gran árbol en la distancia, así que corrí con todas mis fuerzas para esperar seguro debajo de aquél roble a que se fuera ese chaparrón. 
Justo cuando el agua caía con más fuerza sobre la tierra y los truenos se hacían sentir en todo el territorio, encontré una mariposa empapada, triste y sola. Parecía que poco a poco sus ganas de vivir se iban despidiendo. Sentí impotencia al no poder ayudarla, pero en un esfuerzo para salvarla la tomé en mis manos brindándole así el poco calor que mi cuerpo tenía. Aquella mariposa me hizo olvidar por un momento la fuerte tempestad que nos asechaba, porque todo lo que yo quería era que lograra sobrevivir.

Era una mariposa ilusionada a pesar de los difíciles momentos en los que nos encontrábamos, con unos ojos tan lindos que reflejaban la luna en su mirada. 
Ella se salvó y nuestra relación se fortaleció muchísimo después de esa situación tan complicada. Llenó el vació que tenía mi corazón, me dio energías para seguir aún cuando en el pasado no tenía esperanzas de continuar.

Desgraciadamente hoy ya no está conmigo, le perdí en un laberinto de desconfianzas que surgieron, poco a poco nuestro castillo de ilusiones se fue desmoronando, hasta que ya no quedó nada de él, pero ahí estaba yo, atónito aún y preguntándome en que momento sucedió todo esto. Todo fue tan rápido... 
La realidad me aplasta, lentamente me acerco de nuevo a ese sendero oscuro que tanto odié, al que prometí jamás regresar. Esa hermosa mariposa se fue y desde su partida nunca volví a ser feliz. La busqué, pero no le hallé. Sin ella mis motivos para despertarme se esfuman.

¿Donde habrá quedado la llave de mi ilusión? Tal vez se fue, al igual que ella, llevada por el viento como las hojas caídas por el otoño. Me pregunto, ¿a donde se habrá ido a alegría de mi corazón?

Dime gran árbol que aún me cubres con tus ramas, ¿por qué nunca puedo ser feliz? 

Comentarios

Entradas populares