Cartas que navegan por el océano.

Te he escrito muchas cartas para referirme al amor que siento por ti, a las ilusiones que siento cuando te veo y todas las esperanzas que posee mi corazón en cuanto a que se materialicen todos los sueños que tengo contigo.
A la dirección de tu casa han sido enviados sobres que contienen los anhelos más profundos de un alma que esta loca por ti. Envié aquellos escritos con familiares, amigos y conocidos, todos ellos concuerdan al decirme que la puerta de tu casa ha sido abierta por las demás personas que viven en tu mansión, pero que nunca has recibido ninguno de los mensajes de manera personal. Me pregunto si te tomarás el tiempo de leer la correspondencia que en mi nombre ha sido depositada en tu casa... Tus actos expresan que no te interesa ver su contenido, mucho menos responderme. 

Paso noches enteras con la obsesión de un futuro contigo, idealizando días de felicidad a tu lado, escribiendo y anhelando besar tus labios, los responsables de mis insomnios. 

Un día te vi caminando por la avenida y en cuanto mis ojos se percataron de que estabas cerca corrí detrás de ti, como si se tratara de un acto ajeno a mi voluntad, como si persiguiera un sueño inalcanzable lo hice, como si estuvieses a millones de años luz de distancia. Todo con el propósito de saber si todo lo que escribía significaba algo para ti, pero cuando te alcancé y te hice la pregunta que tanto deseaba saber, tu expresión fría y molesta me lo dijo todo. Tu boca pronunció las palabras que más han herido a mi pobre corazón; con tus palabras y sin misericordia me dijiste que ni siquiera ibas a ojear todos esos simples papeles que te mandaba, que tenías cosas más importantes, que necesitaban mayor atención, como leer el periódico matutino y cartas que para ti realizan los más reconocidos escritores de nuestra sociedad, personajes ilustres con jugosas fortunas y lapices hechos en oro puro.
Aquellas letras hechas por mi humilde lápiz de madera no eran importantes para ti. Que doloroso fue saber que todo lo que sueño para ti no es más que una mera hoja.
Pensaba que llenabas cada espacio de mi alma y de mi ser, pero realmente me has arrojado aún más en una hoguera donde solo hay tristeza y desesperación, hoguera de la que creía me ayudarías a salir, no a hundirme más en ella.

Aún tengo, como dices tu, esas hojas sin sentido, escritas pensando únicamente en ti. Me gustaba la idea de guardarlas porque creo, como el niño más inocente, que algún día podremos estar juntos y que nuestros barcos se cruzarán en el océano del deseo. Pero no será hoy, hoy simplemente las guardaré en una caja donde nadie sepa su ubicación, llevándolas mientras navego un bote, donde no hay nada ni nadie, solo unos sueños que no debería tener, unas cartas que no quiero ver, el repertorio de palabras discretas que usaste cuando heriste a mi desdichado corazón y toda la buena suerte que deseo tengas.

Comentarios

Entradas populares