París.

Fui a París con una chica, lejos de sus padres, lejos de mis amigos, lejos todo, solos los dos, parece un sueño todo lo que ha pasado. 

Nos perdimos en la magia de la ciudad del amor, encantados de pasar estos días de nuestra vida juntos.

La torre Eiffel que siempre ha estado sola nos observa con mucha atención, aquella maravilla del mundo podría sentir envidia por estar sola desde que fue construida pero no es así, refleja alegría por verme lleno de ilusiones con una mujer fantástica que mucho antes del viaje a la ciudad de la luz me cautivó. 

Incluso el museo de Louvre que alberga tantas obras de arte sacro, admira a la preciosa doncella que me acompaña en este maravilloso viaje, la aprecia como si se tratara de una de las maravillas del mundo moderno. 

No quiero imaginarme que el viaje llegue a su fin porque toda la felicidad que siento parece un cuento de hadas.

Colocamos nuestro candado en el Puente de las Artes como símbolo del amor eterno que sentimos. Si es un sueño que alguien me de un pellizco. Quiero quedarme toda la vida aquí con ella, pero no puedo porque la alarma pronto va a sonar y debo despertar en una realidad sin ella.